Ir al contenido principal

¿Qué hubiese sido del mundo, si no me llegas a detener?



   Podría provocar una revolución, derrocar a un gobierno pusilánime, construir ladrillo a ladrillo un mundo mejor, donde ser libres, donde cambiar el afán de ganar dinero, por las ganas de dar y obtener placer, que cada demonio rezara a su dios preferido, que se extinga la palabra trabajador y esclavo (hoy en día no se cual es la diferencia), que el disentimiento entre géneros sirva para conocerse mejor, que la raza sea motivo para juntarnos más, que el pobre que pide ayuda, no sea motivo de beneficio bancario, que el animal que sufre, no sea motivo de diversión, un lugar donde... pero vuelve a venir (interrumpiendo mi prosa, mientras el cigarro se consume y el vino se calienta) con esos pitillos ajustados y esa camiseta acortada, donde deja ver en ciertos movimientos, la libertad deseada plasmada en su piel, como un depredador acechando a su presa, con cierta sutileza, se me acerca y me dice, "Alvarito ¿No me vas a decir nada?" mascando chicle con cierta chulería y sabiendo perfectamente la respuesta, con esa sonrisa que me tiene y esa forma de mirar...

¿Quién no dejaría los principios en el bolsillo, enredándose como auriculares? 

¡Qué comience la revolución! (Me susurró al oído). 
                                                                                                                 - Varo
                                                                                                                  

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Touché

“Duelo en la nieve” de Ilya Repin.1899. (Ilustración realizada para la novela “Eugenio Oneguin” de Pushkin). Touché  Llevo cuatro días sin dormir dos semanas huyendo de mí, un mes desde que perdí, la cuenta, de cuantas veces mi mente te tienta.  Tres minutos llevo sin beber y todavía no he conseguido aprender, a perder.  Vivo en una espiral convexa con esquinas incompletas, en un laberinto, de muchas salidas. Todo es una paradoja; Me dijo el pobre en valores rico, ¡La vida, una senda a pata coja!.  Todo es una parábola; Me dijo el signo de restar, ¡Qué aprendiese a sumar!. Sal y miel, Soy un tigre de papel. ¿Qué precio tiene el sentir, con la actualización del software de gemir?. Pelirroja, hoy toca resurgir.  Que cuatro días sin dormir, poco a poco vuelve a cualquiera loco. Me dijo mi terapeuta (cortándose las venas).  Entonces, recéteme doctor:  Un daiquiri, con un toque de frescura y algo de cicuta. Pues, no suena bien, el no volverte a ver.  -Touché- (y hundido). 

De Rousseur

Le dije, enséñame la composición la poesía más compleja y completa, algo que demuestre su perfección, algo que me inspire y me deleite, que la sociedad no sepa de su existencia, que la locura, recorra su esfera lo necesito, le exclamé me he perdido y no me encuentro Y ella, se quitó la ropa                                                          Varo      

Renegación

Hace poco más de un mes dije: somos, inevitablemente, seres sociales… Somos seres sociales porque nos constituimos gracias a la interacción recíproca con nuestro contexto. Me basé en la célebre cita de Ortega y Gasset en la que hace referencia a que no hay ser sin entorno, ni entorno sin ser: “yo soy yo, y mi circunstancia”. El insomnio me lleva a la duda de si a ese “inevitablemente” debería de añadir un “desgraciadamente” o un “muy a mi pesar”. Y digo desgraciadamente porque por un momento (no sé muy bien por qué, no es mi estilo) llegué a tener una visión positiva y optimista de la sociedad… quizá tanto ruido de aplausos hipócritas y de falsas promesas de fraternidad me cegaron. Hoy ya en la nueva normalidad yo vuelvo a mi visión de siempre y afirmo que no, no hemos cambiado, seguimos siendo la misma sociedad egoísta de siempre. Lo problemático de esto es que, como dije antes, no somos sin el entorno; y si nuestro entorno está enfermo… ¿Cómo hacemos para no acabar enfermos nosotros