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Mostrando entradas de febrero, 2017

Cuaderno de bitácora de supervivencia. Capítulo 1

    Suena el despertador, me levanto soñoliento, desubicado y con dificultad, debido a que la pesadez de mis párpados me invitaban a reencontrarme con lo vivido aquella noche.     Me siento en el borde de la cama cabizbajo, auto engañándome de que algún remoto día ocurrirá, puesto que aquel sueño se volvía más tangible cada noche y, sin yo saberlo, se convertiría en el portal de mi descenso hacia la locura. Fui hacia la cocina a prepararme un bocadillo para desayuna sin dejar de darle vueltas al tema que me substraía de la realidad y del cual solo sospechaba que comprendía una décima parte.     De camino hacia la facultad, la monotonía se apoderó de mi de nuevo, dejando a un lado lo soñado aunque sin evitar el surgimiento de secuelas en mi cabeza que cobraron vida en forma de pregunta: ¿Lo estaré haciendo bien?, ¿Por qué? Y sobre todo ¿Es esto realmente lo que quiero?.     Para poder entender esto me di cuenta que lo primero que debería conseguir era conocerme a mí m

Tu Vida

Año. Mes. Semana. Somos parte de vida que no cesa en su rutina. Nacemos con el freno roto, con el acelerador enganchado en el fondo y sin la marcha atrás, nos enseñan a querer crecer antes que pensar, correr antes de andar, salir antes de entrar, queremos volar sin aprender a mover las alas. Somos la calma pérdida tras tomar el primer contacto con el mundo, la competición que te enseñan en el aula de párvulos para ser el más estudioso y que te acompaña hasta el día que se pare el tiempo. Somos pura ambición, transparente para el que mira y turbia para el que no ve, necesitamos apaciguar el síndrome de abstinencia de la droga llamada consumismo. Somos las temibles ansias de poder, sin conciencia de las reales consecuencias, sin empatia ni compasión. Codiciamos oro que hace loco al cuerdo y listo al tonto,pero de lo que no nos damos cuenta es que con ese oro no podemos comprar el tiempo. Irrecuperable, y valioso. El que derr

¿Dónde estabas?

                                                                                    ¡Qué risa más suave y dulce!, exclamó, mientras se perdía en sus facciones, y en sus confitadas acciones.  ¿Dónde estabas?, Preguntó, el poeta exorbitado, ella, respondió con una risa, un poco descuidada, ¿No recuerdas, poeta obstinado, que me tenías abandonada, enganchado al placer y a las relaciones abocadas?. sumergido en la duda que se presentaba, dijo ¿Qué puedo hacer, para recuperar tu amor agridulce?  ella, un poco despechada, se acostó en su diván. Cariño, ámate y olvídate de amores que arrastrarán por el suelo, tus apreciables sueños. Eres tú, quien debes comprenderte y quererte, elevar este raro amor inerte, que vierte aguardiente. ¿Quién quiere a la suerte?. Pues nunca te abandonaré, incluso a la muerte, te acompañaré. recitó, la lujuriosa amante, mientras se inclinaba a besarle. El poeta encandilado, la desvistió suavemente, entretanto, le aca