Ir al contenido principal

Tiempo de cambios


El Aquelarre, o el gran Carbón  (1819-1820) - Francisco De Goya




 
   El tiempo lo cura todo. Nos ubica y nos desplaza, nos hace felices, nos da vida y nos la quita. Nos dice que es el momento de enterrar el hacha de guerra, pararnos a pensar y elegir el camino que creemos adecuado. 

Tiempo que marca el ritmo de la sociedad en la que vivimos, en la que con un simple gesto tenemos acceso a tanta información que no somos capaces ni de imaginárnoslo, parece mentira que se siga utilizando un teléfono escacharrado cargado de desinformación y las noticias basura. Basura que la sociedad engulle y traga sin ningún tipo de filtro, agarrando lo primero que leen y sin digerirlo cagarlo en forma de una opinión que apesta a conformismo

Ya va siendo hora se quitarle el nudo a la venda y papel de regalo al cerebro, navegar a contra corriente tanto como sea posible, disfrutar y buscar placeres diferentes. Despertar la curiosidad que perdimos al aceptar el rol de adulto. Porque no hay peor forma de dejarse morir que conformarse y perder la ambición por aprender cosas nuevas. 

¡Vamos!, !Corre!, ya es la hora, coge tu sombrero y que no se olviden esas ganas que tienes guardadas, es tiempo de partir, pon la mejor de tus caras, ya veremos que hacemos con esa tímida sonrisa. Es el momento de retomar el camino que dejamos sin andar, de dejar en fuera de juego a esa rabia que nos dejó mudos, de colocarle el arnés y no dejar caer a la ilusión, esta que nos inspiró y nos dio esperanzas en creer en esto que hacemos.



Si nos quieren mudos, le responderemos a gritos, romperemos esta pantalla que nos aleja de la realidad.

Si nos dan odio, le devolveremos besos, ante sus armas nuestro diálogo.

Si nos quieren separar, es hora de abrazarnos, de limpiar este vertedero de putrefactas medias-verdades. 



¡Venga!, date prisa que llegamos tarde; es la hora de saltar en los charcos, de plantar un árbol, de leer entre líneas, de bailar cuando todos están agarrotados, de levantar el puño, de dibujar una gran sonrisa en este mundo extraño. 

No pretendemos ser mejores que nadie, sino diferentes. Pero no te voy a engañar, si quieres volar, primero tienes que atreverte a saltar






Varo & Fini. 


   




Comentarios

Entradas populares de este blog

Touché

“Duelo en la nieve” de Ilya Repin.1899. (Ilustración realizada para la novela “Eugenio Oneguin” de Pushkin). Touché  Llevo cuatro días sin dormir dos semanas huyendo de mí, un mes desde que perdí, la cuenta, de cuantas veces mi mente te tienta.  Tres minutos llevo sin beber y todavía no he conseguido aprender, a perder.  Vivo en una espiral convexa con esquinas incompletas, en un laberinto, de muchas salidas. Todo es una paradoja; Me dijo el pobre en valores rico, ¡La vida, una senda a pata coja!.  Todo es una parábola; Me dijo el signo de restar, ¡Qué aprendiese a sumar!. Sal y miel, Soy un tigre de papel. ¿Qué precio tiene el sentir, con la actualización del software de gemir?. Pelirroja, hoy toca resurgir.  Que cuatro días sin dormir, poco a poco vuelve a cualquiera loco. Me dijo mi terapeuta (cortándose las venas).  Entonces, recéteme doctor:  Un daiquiri, con un toque de frescura y algo de cicuta. Pues, no suena bien, el no volverte a ver.  -Touché- (y hundido). 

De Rousseur

Le dije, enséñame la composición la poesía más compleja y completa, algo que demuestre su perfección, algo que me inspire y me deleite, que la sociedad no sepa de su existencia, que la locura, recorra su esfera lo necesito, le exclamé me he perdido y no me encuentro Y ella, se quitó la ropa                                                          Varo      

Renegación

Hace poco más de un mes dije: somos, inevitablemente, seres sociales… Somos seres sociales porque nos constituimos gracias a la interacción recíproca con nuestro contexto. Me basé en la célebre cita de Ortega y Gasset en la que hace referencia a que no hay ser sin entorno, ni entorno sin ser: “yo soy yo, y mi circunstancia”. El insomnio me lleva a la duda de si a ese “inevitablemente” debería de añadir un “desgraciadamente” o un “muy a mi pesar”. Y digo desgraciadamente porque por un momento (no sé muy bien por qué, no es mi estilo) llegué a tener una visión positiva y optimista de la sociedad… quizá tanto ruido de aplausos hipócritas y de falsas promesas de fraternidad me cegaron. Hoy ya en la nueva normalidad yo vuelvo a mi visión de siempre y afirmo que no, no hemos cambiado, seguimos siendo la misma sociedad egoísta de siempre. Lo problemático de esto es que, como dije antes, no somos sin el entorno; y si nuestro entorno está enfermo… ¿Cómo hacemos para no acabar enfermos nosotros