Hoy, soledad.
Soledad de almas, no de compañía.
Soledad de cuerpos vacíos llenos de humo.
Raíces muertas en el alma,
que pudren la sangre transformándola en miedo,
bombeado por el corazón
y llegando al último rincón del cuerpo.
bombeado por el corazón
y llegando al último rincón del cuerpo.
Dejando la consciencia sometida,
como un mar sin vida,
como un mar sin vida,
como el cielo estrellado de una ciudad.
Pasa el tiempo,
y los miedos brotan bajo la almohada,
llevándote como un lazarillo a un ciego,
acercándose sigilosos, como el río caudaloso
acercándose sigilosos, como el río caudaloso
sobre las copas de los árboles.
Mientras, el sol se muestra indiferente a la vida,
inconsciente de lo imprescindible de su existencia.
Fini.
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