Ir al contenido principal

Oclocracia‏

    Siempre he creído ser demócrata, de esos que no pierden la esperanza en su pueblo, en su gente… pero en los últimos tiempos que estamos viviendo solo viene a mi cabeza la pregunta más antidemocrática que puede hacerse un demócrata: ¿debe tener todo el mundo el derecho a votar?
   No, no vivimos en democracia. Todo el mundo debería tener, ligado a sus derechos como ciudadano, el deber de conocer el sistema en el que vive. Saber la diferencia entre democracia y oclocracia es esencial.
    En la antigua Grecia se definía la democracia como la forma perfecta de gobierno dentro de una estructura donde el ciudadano cultivase su propia naturaleza, su inteligencia, adquiriendo los conocimientos necesarios para elegir a sus representantes. Aquí nuestro gran error: aceptar con gusto ser ignorantes. Hoy está mejor visto ser ignorante que culto. Con ello nuestra democracia ha degenerado en oclocracia, donde la masa ignorante vota sin sentido, haciendo que el voto útil deje de serlo. Se deja en el poder a quien sabe aprovecharse de ello, un símil muy religioso.
    Solo hay que echar un vistazo rápido a lo significa “campaña electoral”. Una simple competición por ver quien mete más borregos en su redil. Si un eslogan, un bolígrafo, un abanico o alguna de las diferentes chorradas que se reparten en campaña es capaz de decidir tu voto entonces, querido conciudadano, es usted un inválido intelectual. Si la estupidez humana es infinita, la ignorancia y el desconocimiento no se quedan detrás. Bendito aquel pueblo que se fue a la cama siendo franquista y se despertó demócrata.
    Ten claro tu posición, vota porque te convencen los argumentos del partido al que votas. Si vas a votar por tradición, porque lo digan tus padres, por miedo a otro, por echar la quiniela o por cualquier otra estúpida razón vota en blanco o, mejor, no votes.
¿Acaso quieres ser un Ciudadano Zero?
D.M.L.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Touché

“Duelo en la nieve” de Ilya Repin.1899. (Ilustración realizada para la novela “Eugenio Oneguin” de Pushkin). Touché  Llevo cuatro días sin dormir dos semanas huyendo de mí, un mes desde que perdí, la cuenta, de cuantas veces mi mente te tienta.  Tres minutos llevo sin beber y todavía no he conseguido aprender, a perder.  Vivo en una espiral convexa con esquinas incompletas, en un laberinto, de muchas salidas. Todo es una paradoja; Me dijo el pobre en valores rico, ¡La vida, una senda a pata coja!.  Todo es una parábola; Me dijo el signo de restar, ¡Qué aprendiese a sumar!. Sal y miel, Soy un tigre de papel. ¿Qué precio tiene el sentir, con la actualización del software de gemir?. Pelirroja, hoy toca resurgir.  Que cuatro días sin dormir, poco a poco vuelve a cualquiera loco. Me dijo mi terapeuta (cortándose las venas).  Entonces, recéteme doctor:  Un daiquiri, con un toque de frescura y algo de cicuta. Pues, no suena bien, el no volverte a ver.  -Touché- (y hundido). 

De Rousseur

Le dije, enséñame la composición la poesía más compleja y completa, algo que demuestre su perfección, algo que me inspire y me deleite, que la sociedad no sepa de su existencia, que la locura, recorra su esfera lo necesito, le exclamé me he perdido y no me encuentro Y ella, se quitó la ropa                                                          Varo      

Renegación

Hace poco más de un mes dije: somos, inevitablemente, seres sociales… Somos seres sociales porque nos constituimos gracias a la interacción recíproca con nuestro contexto. Me basé en la célebre cita de Ortega y Gasset en la que hace referencia a que no hay ser sin entorno, ni entorno sin ser: “yo soy yo, y mi circunstancia”. El insomnio me lleva a la duda de si a ese “inevitablemente” debería de añadir un “desgraciadamente” o un “muy a mi pesar”. Y digo desgraciadamente porque por un momento (no sé muy bien por qué, no es mi estilo) llegué a tener una visión positiva y optimista de la sociedad… quizá tanto ruido de aplausos hipócritas y de falsas promesas de fraternidad me cegaron. Hoy ya en la nueva normalidad yo vuelvo a mi visión de siempre y afirmo que no, no hemos cambiado, seguimos siendo la misma sociedad egoísta de siempre. Lo problemático de esto es que, como dije antes, no somos sin el entorno; y si nuestro entorno está enfermo… ¿Cómo hacemos para no acabar enfermos nosotros