Cuando los libros son a los que hay que quitarles el polvo y no al televisor, es cuando se derrama el veneno en la sociedad, y hace estragos en la parte más fértil y vulnerable. Fertilidad que arrasan y empobrecen con torpes programas televisivos y pasarratos para obstruir toda pequeña flor de ideal libre y fresco, y a esa pobre que florece entre el fango, se la intentan tragar y mancharla de estupidez e ignorancia.
Cuando hacen un paraíso de bienes materiales, y no del conocimiento y la cultura, cuando la banda sonora que llevan en su vida solo grita a los cuatro vientos estereotipos físicos, es cuando todo se resquebraja y se rompe y ya no hay vuelta atrás.
Y si a los ideales que llevas por bandera a la primera de cambio les clavas un puñal por la espalda, es cuando la sociedad se queda vacía y se llena de basura y de hedor.
Pobre de aquel que en el amor promete el cielo y regala el infierno. Pobre del que lleva como copiloto en su vida la ignorancia. Pobre del que ve la droga el más fuerte poder, cuando es el más fuerte de los venenos. Pobre del que su gloria y su triunfo solo aspira al molde que nos dictan y no al que deberíamos de construir con nuestras manos.
Pobre de los que nos ahogamos en una sociedad sin cura y construida más en la forma que en el fondo.
Pobre de los que nos ahogamos en una sociedad sin cura y construida más en la forma que en el fondo.
Fini
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