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Que le Dén




 ¿Qué es el éxito? Toda la gente lo busca durante toda su vida, solo algunos valientes lo encuentran. Siguiendo sus huellas, para apreciar donde está el camino correcto, dejando atrás cosas que no volverás a ver, apreciar, encantos ocultos en la rutina, encantos ocultos en lo más insignificante. Pendiente de donde está la meta, corriendo sin ver donde pones los pies. Muchos desistirán, otros se perderán para llegar al día en que te has graduado, el día en el que ya te has casado, tenido un hijo, comprado una casa, un coche de último modelo, una mascota simpática ¿Y qué harás? ¿Disfrutar de lo que has conseguido? ¿Hacer lo que te dé la gana ya? No, seguirás igual que unos días atrás, a lo mejor con un poco más de dinero, un trabajo mejor, una vida social mejor, y así se acabó tus días finales, buscando enriquecerte, cambiando tu tiempo por dinero, gastando ese dinero en cosas que no necesitas, esas cosas que no necesitas, le darás la consideración de felicidad y empezarás a publicar tu vida en las redes sociales, para que las demás ovejas del rebaño puedan ver que tú eres feliz, tú has conseguido el éxito, tú has alcanzado la supuesta meta del camino, eres un rey. Pero cuando te des cuenta de que te quedan menos días, que dinero en tu cuenta corriente (esa que contrataste porque el anuncio te gustó) te dirás y te preguntarás ¿Por qué he desperdiciado así mi vida? ¿Acaso he hecho lo que me daba la gana o lo que la gente de mi alrededor  me han dado a entender que tenía que hacer? Pero demasiado tarde, game over, hasta siempre, tu final ha llegado, tú supuesto destino era ese, sin saber que el destino lo escribes tú, maldita sea de no haber besado con pasión, de no haber entendido que el éxito no está en la meta, si no en el camino, de no haber apreciado las pequeñas cosas, y dejar a un lado las grandes preocupaciones, de que el éxito está en hacer lo que TÚ quieres.
Que le dén a tu concepto de éxito.

                                                                                                                        Varo

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Touché

“Duelo en la nieve” de Ilya Repin.1899. (Ilustración realizada para la novela “Eugenio Oneguin” de Pushkin). Touché  Llevo cuatro días sin dormir dos semanas huyendo de mí, un mes desde que perdí, la cuenta, de cuantas veces mi mente te tienta.  Tres minutos llevo sin beber y todavía no he conseguido aprender, a perder.  Vivo en una espiral convexa con esquinas incompletas, en un laberinto, de muchas salidas. Todo es una paradoja; Me dijo el pobre en valores rico, ¡La vida, una senda a pata coja!.  Todo es una parábola; Me dijo el signo de restar, ¡Qué aprendiese a sumar!. Sal y miel, Soy un tigre de papel. ¿Qué precio tiene el sentir, con la actualización del software de gemir?. Pelirroja, hoy toca resurgir.  Que cuatro días sin dormir, poco a poco vuelve a cualquiera loco. Me dijo mi terapeuta (cortándose las venas).  Entonces, recéteme doctor:  Un daiquiri, con un toque de frescura y algo de cicuta. Pues, no suena bien, el no volverte a ver.  -Touché- (y hundido). 

De Rousseur

Le dije, enséñame la composición la poesía más compleja y completa, algo que demuestre su perfección, algo que me inspire y me deleite, que la sociedad no sepa de su existencia, que la locura, recorra su esfera lo necesito, le exclamé me he perdido y no me encuentro Y ella, se quitó la ropa                                                          Varo      

Renegación

Hace poco más de un mes dije: somos, inevitablemente, seres sociales… Somos seres sociales porque nos constituimos gracias a la interacción recíproca con nuestro contexto. Me basé en la célebre cita de Ortega y Gasset en la que hace referencia a que no hay ser sin entorno, ni entorno sin ser: “yo soy yo, y mi circunstancia”. El insomnio me lleva a la duda de si a ese “inevitablemente” debería de añadir un “desgraciadamente” o un “muy a mi pesar”. Y digo desgraciadamente porque por un momento (no sé muy bien por qué, no es mi estilo) llegué a tener una visión positiva y optimista de la sociedad… quizá tanto ruido de aplausos hipócritas y de falsas promesas de fraternidad me cegaron. Hoy ya en la nueva normalidad yo vuelvo a mi visión de siempre y afirmo que no, no hemos cambiado, seguimos siendo la misma sociedad egoísta de siempre. Lo problemático de esto es que, como dije antes, no somos sin el entorno; y si nuestro entorno está enfermo… ¿Cómo hacemos para no acabar enfermos nosotros